El mejor regalo de San Valentín


Veronica Lorenzo

Julia quien era rubia ceniza, con una personalidad de ensueño y Sebastián, morocho y un poco reservado llevaban de novios cuatros años luego de que amigos en común los presentaran y ellos enseguida comenzaron a sentir algo por el otro.
Llevaban dos años conviviendo. Su departamento tenía dos habitaciones, una convertida en estudio y la otra en suite para ellos; cocina y un amplio acogedor living-comedor. Se encontraba en zona céntrica, por lo que normalmente hacían sus mandados caminando.
Los días pasaban en rutina, iban a sus respectivos trabajos. Julia era nutricionista y Sebastián trabajaba en una oficina del gobierno. Se reunían para el almuerzo y de nuevo en la cena, exceptuando los días miércoles que Sebas se juntaba con sus amigos religiosamente a comer y tomar unos tragos.
Así pasaban las semanas y los meses hasta que llegaba el bendito día.
Para cada San Valentín Julia le compraba un regalo a Sebas. Cualquier cosa que le recordara a él o que pensara que le sería útil era lo que se llevaba. Pero el no a ella, porque decía que algún día le haría el mejor regalo de su vida. Tantos misterios volvían loca a Juli pero después de unos días se le pasaba dado que no podía enojarse con quien consideraba el amor de su vida.

Los años siguieron pasando y la pareja se casó. Tuvieron una boda de cuentos de hadas, al salir de la iglesia todos sus amigos y familiares lanzaban pétalos de flores junto con un mar de burbujas que los envolvían. La novia lucia como una princesa en su vestido blanco hecho a la medida y con un recogido digno de una modelo, y el novio no dejaba de ser el príncipe azul en traje de gala que la miraba con esos ojos azules intensos que siempre la dejaban sin aliento. En definitiva el hombre con el cual ella siempre había soñado que pasaría el resto de su vida.
Como toda vida muy bien planeada, sus dos hijas llegaron para alegrarles sus días. En primer lugar se encontraba Sofía quien era picara y malcriada como primera niña en la familia, pero no dejaba de ser una niña dulce y con la mirada de compasión que compartía con su madre. Luego llego María, era tímida pero siempre mostraba una sonrisa en su rostro. Fueron las niñas más amadas conocidas. Toda la familia se derretía por ellas.

Ya pasados alrededor de diez años sus vidas no habían cambiado en mucho, salvo los altos y bajos que toda familia vive, por ejemplo la muerte del perro familiar o de la mama de Julia, pero juntos lo superaron y siguieron adelante.
Un día Sebastián llevo a las niñas a lo de su madre y le pidió que las cuidara porque él debía tener una conversación importante con su mujer. La madre sin saber de qué podía ir tanto misterio temió por el tipo de conversación que podían llegar a tener, como de separación por ejemplo o de algo malo relacionado con las niñas.
Pero no fue de esa índole, sino que le revelo su gran secreto. Sebastián estaba muy enfermo y su muerte no estaba muy lejos. Una desconsolada Julia hizo todo lo que se encontraba en su poder para controlarse, no podía asimilar una noticia así, no cabía la posibilidad de perder a su marido y compañero de vida por lo que planeo hacer hasta lo imposible para poder salvarlo.
Pero no lo consiguió. El hombre de su vida murió el día después de San Valentín.
En un arranque de desesperación, furia y tristeza le grito a su difunto que porque le hizo eso, además dejándola cada año a la espera del mejor regalo de su vida. El medico quien con el paso de los años había tratado en secreto a Sebastián y conocía todo el cuento del regalo le dijo que ese tan esperado presente fue la cura de su enfermedad, ya que era hereditaria y lo único que quería era que sus hijos nunca pasaran por ello y gracias al tratamiento que había recibido ahora sabían cómo evitar que sus hijas pasaran por lo mismo que él.
Julia se recompuso y le dio el último beso de despedida al mejor hombre que jamás conoció.

Comments 1

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    Hola Verónica,
    Felicidades por haber terminado tu historia.
    Es una historia bonita, tierna y con un punto de intriga. Eso está muy bien :-)

    Ahí van un par de comentarios para que intentes hacerla un poco mejor:

    1)Tanto Julia como Sebastián son demasiado perfectos. Ten en cuenta que, para un personaje, ser perfecto es un defecto. ¿Por qué? Porqué la ficción brilla cuando los personajes sufren, se equivocan, se comportan de un modo inapropiado. Te recomiendo que revises lo que se comenta en el tema de 2 al hablar de los personajes, te ayudará a revisarlos y diseñarlos para que puedan ser más creíbles.

    2) Aunque de buen principio ya nos avisas de que Sebastián quiere hacerle un regalo a Julia, no tenemos ninguna sospecha de que detrás de ese regalo puede haber algo más que un presente. Debido a esto, el misterio del regalo realmente no despierta mucha curiosidad y esto es un problema porque hace que tu texto no atrape la atención del lector. Te recomendaría modificarlo para dejar claro desde un principio que ese regalo es algo serio y grave. En este sentido, veo por lo menos un par de alternativas:

    A) Contar al lector la verdad del misterio que Sebastián oculta (pero dejando claro que Julia no lo sabe). En este caso el misterio sería para Julia pero no para el lector. Esto también generará una tensión que puede ayudar a mantener el interés del lector. Esta opción además tiene la ventaja de permitirte contar el sufrimiento de Sebastián y la nobleza de su sacrificio.

    B) Seguir con la misma estructura que tienes ahora, es decir, no contar al lector de que se trata ese regalo, pero sí dar a entender que no es un regalo normal que hay algo triste o grave en él.

    Espero que el curso te haya sido muy útil y que ésta sea sólo la primera de las muchas historias que vas a escribir.

    Un saludo,
    Carles

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